Como manda la tierra la climatología, nuestras trufas están alcanando ya su grado de maduración óptimo y es ahora cuanto más potencia alcanzan su aroma y su sabor.
El ciclo biológico ha culminado tras un verano caluroso y tormentoso, un suave y largo otoño y un invierno de bajas temperturas.
Si las lluvias lo permiten, pasaremos una temporada recolectando con paciencia y con la ayuda de nuestros compañeros perrunos, esta joya gastronómica que pronto estará al alcance de cualquier comensal que ansíe reencontrarse con su aroma así como de aquellos que se aventuren a descubrirla por vez primera.
